Como decíamos, dejamos a los personajes en las cercanías del Yermo Picto, y tras un viaje vemos que se han desplazado hasta la capital de Zingara, Kordava. Una vez allí por aquellas cosas del destino termina alguno de ellos peleando en luchas clandestinas, más que nada para intentar engrosar su paupérrima bolsa. Tal vez con ella no se harán ricos, pero si que les valdrán para llamar la atención de un capitán de filibusteros, el cual les propone enrolarse en su barco formando parte de su tripulación. Como el futuro que les espera como luchadores no promete grandes riquezas, nuestros protagonistas se embarcan en el Dragón Carmesí, la nave del pirata Zarkon. De viaje por las aguas hiborias atracan en la ciudad de Mesantia, la capital de Argos. Una vez allí, y aprovechando la oscuridad de la noche, secuestran a un comerciante de objetos exóticos, el cual es llevado hasta el barco. Un buen rato después el comerciante está muerto y el capitán ordena un cambio de rumbo. Mar adentro se ha dicho. Tras dejar pasar algunos cargueros, presas fáciles sin duda lo cual no hace sino acrecentar los murmullos de la tripulación, el Dragón Carmesí avista por fin una isla. Un lugar para desembarcar, un barco atrapado cerca de la orilla, y unos valientes dispuestos a lo que sea. Y ese lo que sea son, ni más ni menos, los restos putrefactos de la antigua tripulación de la nave embarrancada. Tras lograr salvar la vida y regresar al Dragón, Zarkon explica que están haciendo allí. Una cosa es luchar contra soldados y otra contra muertos. El Dragón va en busca del botín del Serpiente Negra, el barco de un afamado y temido pirata llamado Vaclan, desaparecido hace decenas de años.
Todos satisfechos con la explicación, se forma un grupo para adentrarse en la isla. Y, cuando están avanzando por la selva, un ruido los alerta. El Dragón se está hundiendo. No hay más remedio que seguir adelante. Tras caminar todo el día, el grupo monta un campamento para descansar por la noche. Pero son atacados, aunque nadie haya oído nada. Un par de guardias han desaparecido sin dejar ningún rastro. Desconcertados, deciden seguir avanzando y entonces lo ven. En la cima de una montaña, una extraña construcción. Hacia allí se dirigen los supervivientes. Si queréis saber que ocurre, sólo tenéis dos opciones: o dirigirla o jugarla; y espero que cualquiera de ambas os satisfaga. Por supuesto, si habéis leído hasta aquí me inclinaría por la primera.
Y si nuestros protagonistas salen vivos de aquí, no os preocupéis, pronto seguiremos sus andanzas por las tierras y mares hiborios.
Que Crom os guíe!!!
Eres un optimista. Los hay que leen hasta el final y luego la juegan! :P
ResponderEliminarJAJAJA!!! Lo se, lo se. Pero ellos se lo pierden.
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