viernes, 23 de diciembre de 2011

JdR Pendragon: Año 497

Tras unas semanas sin noticias desde las tierras de Britannia, retomamos hoy las andanzas de nuestros principiantes caballeros en las, actualmente, tierras sin rey. En las dos aventuras anteriores asistieron a la muerte del rey Uther y, en el año posterior, a las disputas por coronar un nuevo rey y que finalizaron con Merlín clavando la espada Excalibur en la piedra.
Una de las cosas que más me gustaron de la edición de Pendragon y que publicó Joc Internacional fue que proporcionaba al director de juego un gran número de aventuras, una de ellas más larga y un buen montón de más cortas. Ciertamente no eran más que esbozos, el germen con el que desarrollar una aventura relativamente larga –tampoco en exceso, pero si suficiente para una jornada –y que facilitaba en gran medida la labor del máster. Observo con desazón que esta práctica de añadir aventuras que sirvan a quien va a dirigir para adentrarse en el mundo del juego en cuestión, se ha ido perdiendo y actualmente son casi más excepciones que otra cosa. Por eso, cuando aparece un juego que proporciona una o dos aventuras no puedo sino alegrarme de ello. Pero Pendragon iba mucho más lejos, su número era ingente. Yo las utilicé para que los personajes de mis jugadores fueran avanzando en edad, curtiéndose como caballeros y desarrollándose como personas. Uno de ellos se casó, otro inicio un romance con una dama; y todo ello partió de las ideas de aventuras del juego. 




 En la que hoy nos ocupa, nos situamos un año más tarde, como es normal. Es el 497, y la aventura se llama del Sendero Susurrante. Seguro que quien disponga del libro de Joc le sonará. En ella nuestros jóvenes caballeros, tras visitar a su señor Sir Robert, se adentran en un bosque, el de Lincoln concretamente. Allí su valor será puesto a prueba, hasta llegar a un pueblo perdido en medio del bosque. Según les contarán sus desesperados ocupantes, Grantham está maldito. Esta será una oportunidad única para los personajes de poner a prueba su valía y, además, uno de ellos podrá convertirse en el nuevo señor de estas tierras si logran poner fin a la maldición. Pero para ello primero deberán adentrarse en el túmulo origen de la maldición y acabar con lo que allí habita.

Lanzarote al rescate!!!

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