jueves, 29 de diciembre de 2011

JdR Conan: El templo de Jhebbal Sag


Tras unas semanas de descanso y, tras combatir contra los dioses primigenios, hoy nos toca enviar a nuestros queridos jugadores a enfrentarse a los salvajes pictos. Tras regresar de las tierras de noble Vordigard, los pjs reciben la desagradable sorpresa que han de regresar de nuevo al Yermo Picto. Al parecer, un grupo de soldados fue enviado en la búsqueda de los secuestrados del templo en la primera aventura –además de ellos -, y se han recibido noticias que este segundo grupo sigue vivo y prisionero de los pictos. Esto es totalmente inusual, pero al ser los únicos que se han adentrado en las tierras salvajes son requeridos para rescatar a los cautivos. La noche antes de la partida los pjs reciben la visita de un individuo, Terkán de nombre, que les propone un negocio. Una buena recompensa a cambio de desviarse ligeramente y visitar unas ruinas en la espesura, donde espera recuperar cierto objeto.
Durante el viaje, aparte de los encuentros habituales en estas tierras, encontrarán un marino argoseano perseguido por un grupo de pictos. De salvarlo, el hombre se unirá a ellos.
Tras proseguir su viaje les parecerá observar una construcción de piedra que emerge en medio de la selva, a lo lejos, de momento fuera de su alcance.
Finalmente llegarán a las inmediaciones del campamento picto que buscan. Allí podrán observar un gran altar de piedra dedicada a Jhebbal Sag, su dios. Además, unas jaulas con los prisioneros, a punto de ser sacrificados.



Ahora es momento de los pjs de ingeniárselas para salvarlos. Y aquí no puedo evitar mencionar la heroica hazaña de uno de mis jugadores. Arrastrándose tras el altar, empujando con sus piernas, hizo caer la estatua del dios encima del altar aplastando algunos pictos y provocando la huida de algunos otros. Desde ese momento, uno de los otros pjs y acompañante incondicional de el anterior, comenzó a cantar sus hazañas a todo aquel que quisiera escucharlo, y si no, también. Su frase favorita es “Dost, el Derrocador de Dioses. Los reyes llaman a su puerta pidiéndole consejo”. Una frase recurrente en todas nuestras partidas de Conan posteriores. Recordad este nombre, Dost. De hecho, su reputación ha ido creciendo desde ese momento. Lo peor es que el tal Dost no es nada increíble, ni invencible ni nada. De hecho, un aventurero en la media general. Pero las gestas se han ido exagerando, y ahora las voces dicen que mide mas de dos metros, parte hombres con su arma como si fueran de papel y otras animaladas. No faltará mucho para que vengan a retarlo para ser el “Matador de Dost, el Derrocador de Dioses”.
Pero bueno, volviendo a la aventura que nos ocupa, tras liberar a los prisioneros sólo les queda, además de huir –que no es poco –visitar las ruinas que Terkán les propuso.
De hacerlo, lo que puedan encontrase allí ya los leeréis al bajar la aventura, que no os lo voy a contar todo. Eso sí, si salen vivos de esta sus aventuras continuarán en las próximas semanas.

Que Crom os guíe!!!